¡Hey, picantones! ¿Os gustan los guisantes? A mi… Me encantan. Sin embargo, en ocasiones nos falta la inspiración y no salimos de los típicos guisantes con jamón o la sopa de pollo con sus guisantitos y zanahoria. Pues yo hoy os traigo una cena que es muy reconfortante y a la vez fresca. Es muy saciante, de modo que con las cantidades que os doy y un buen yogurcito con fruta picadita de postre, tendréis una cena bien nutritiva y lo mejor de todo… Ligera y digestiva. ¡Ah! Y es vegana, así te voy dando ideillas por si tu alimentación es 100% vegetal.
¿Queréis que os lo cuente? Mirad más abajo, donde tenéis la receta. Pero antes un poco de información sobre los principales ingredientes de la receta.
El guisante, aunque lo veáis así verde como el resto de verduras, es una legumbre. Siendo más correctos, es una herbácea de la familia de las leguminosas (Fabaceae), por ello comparte características nutricionales con los garbanzos, las lentejas… etc. De modo que se convierte en una herramienta muy versátil en nuestras cocinas, porque nos abre un abanico de posibilidades, principalmente ahora, cuando el calor aprieta.
En cuanto al mito de que los guisantes engordan… Y encima por la noche, ¿tú estas loca? No, no lo estoy. Los guisantes no aumentan de forma drástica los niveles de azúcar en sangre, sino que esta se va liberando poco a poco, como ocurría en el caso de la avena (aquí tenéis toda información bien explicada Porridge de avena con plátano y orejones.). Por tanto, nos proporcionan mucha saciedad con poca cantidad, lo que los hace muy adecuados para la pérdida de peso. En este sentido, también son muy buenos para las personas diabéticas, porque además tienen algunos componentes antiglucémicos como el ácido ascórbico, salicílico o la pectina, por lo que son muy recomendables.
¡Alerta personas con estreñimiento! Los guisantes tienen mucha fibra insoluble, que favorece la acumulación de agua en las heces haciéndolas menos duras y por tanto, más fácil su expulsión. También tiene mucha fibra soluble, que se hidrata fácilmente formando un gel en las paredes intestinales que dificultan la absorción de grasas, el colesterol y la glucosa. Pero eh, la dificultan, no la hacen imporsible, por lo que no sirve que te hartes a tocino aunque le eches 1 kilo de guisantes al guiso… Seguimos.
¿Qué tal vuestro colesterol? Yo lo he heredado de mis padres y si descontrolo mi alimentación, como además soy muy nerviosa, los niveles de colesterol me aumentan y no me doy cuenta. Reducen la acumulación de colesterol LDL (“malo”) en las arterias y sus propiedades hipercolesterolímicas ayudan a disminuir el colesterol LDL.
Los guisantes son ricos en proteínas y magnesio, que a su vez, participa en la síntesis de aquellas. ¿Y qué tiene esto de bueno? Pues que contiene mucha vitamina B2 o riboflavina, que contribuye a la regeneración del pelo, las uñas y la piel. En general, son ricos en vitaminas del grupo B, destacando la B1 y B3, que son necesarias para un buen funcionamiento del sistema nervioso. Su falta causa pérdida de la coordinación, cansancio…
¿Últimamente estás de mal humor y no sabes qué te pasa? Pues pon guisantes en tu almuerzo o cena y verás como poco a poco, y con actitud positiva cambia tu humor. Tienen alto contenido en folato, que se metaboliza en ácido fólico, que favorece el control y la regulación del ánimo en personas muy nerviosas.
¡Alerta veganos! Son ricos en calcio, hierro y fosforo, son vuestro pescado, vuestros huesos estarán bien sanotes. También tienen mucha vitamina C y si os coméis un kiwi después, no pillaréis un resfriado de esos veraniegos tan malos…
El único inconveniente que le encuentro a los guisantes es que como todas las legumbres, pueden causar flatulencia o gases.
¿Qué? ¿Cenamos guisantes? LA RECETA.
Ingredientes 1 persona:
- Medio plato hondo de guisantes desvainados. Como ya no es tiempo de guisantes, los uso congelados, pero si los tuviéseis frescos, no tiréis las vainas, congelarlas y ya os diré yo como aprovecharlas. Palabrita.
- 1/4 de cebolla mediana.
- Un ajo pequeño.
- Calabacín. Para que os hagáis una idea, un puñado de cubitos. Sobre 1/4 de calabacín muy grande o medio mediano. Es que ahora en verano, los calabacines que da el huerto de los amigos de mis padres son de un kilo y pico y no os puedo decir la cantidad exacta. Os prometo que cuando lo haga con un calabacín normalito la corrijo 😉
- Ralladura de medio limón. Sí, como lees, y es muy importante porque le da ese toque de frescor. Aunque no te convenza, añade solo un poquito y prueba, ya verás cómo te engancha.
- Un chorreoncito de leche de vaca sin o con lactosa o vegetal. Si es vegetal, por favor, que sea sin azúcares añadidos, porque no queremos que empalague, y recomiendo de almendra o arroz.
- 1/2 cucharadita rasa de romero o la cantidad que a vosotros os guste.
- 6 pistachos tostados sin sal.
- Una cucharada de aceite de oliva virgen extra y un chorrito pequeño para el calabacín.
- Pimienta negra recién molida.
- Sal al gusto.
¡Empezamos!
El plato va a consistir en una crema de calabacín muy fina que elaboraremos de la siguiente forma:
- Picamos el calabacín en cubitos, grandecitos, de 1 cm más o menos.
- Ponemos en una sartén pequeña un chorrito de aceite, lo mínimo para engrasarla y que no se nos queme el calabacín. Lo vamos pochar como si fuese una cebolla. Para ello pondremos el fuego bajito, calentaremos un poco la sartén y lo añadiremos y dejaremos a fuego suave, tapado con una tapita, hasta que esté tierno. Que lo podráis pinchar con mucha facilidad. Se notará poque comenzará a dorarse y habrá perdido un poco de su volumen de agua.
- Pasamos al vaso de la batidora, añadimos un chorreoncito de la leche que prefiráis, lo justo, que no cubra completamente al calabacín. Trituramos y dejamos reposar. Mientras que hacemos el resto de la receta espesará un poco, siempre y cuando no nos hayamos pasado con la leche. Si nos hemos pasado, no pasa nada, simplemente luego tendrá que estar más rato cociendo con los guisantes y nos quedarán un pelín mas arrugadillos, pero, no pasa nada. Bueno va a estar.
Ha llegado el turno de los guisantes:
- Picamos la cebolla y el ajo bien finitos.
- En la misma sartén del calabacín, ponemos una cucharada de aceite y lo dejamos calentar a fuego medio. Añadimos el ajo y la cebolla, los removemos un poquito y cuando hayan cocido temperatura, los dejamos a fuego bajo y tapaditos para que vayan pochando.
- Cuando la cebolla esté traslúcida, vertemos sobre medio vaso de agua en la sartén. Subimos el fuego, y cuando el agua comience a hervir, echamos los guisantes y removemos. Deben quedar más o menos cubiertos. No añadáis mucha agua porque ahora debe evaporar toda durante la cocción y si echáis más de la cuenta, los guisantes estarán cocidos pero seguirán rodeados por mucha agua. Solo hay que añadir la cantidad suficiente hasta que estén más o menos cubiertos.
- Esperamos a que el agua hierva y bajamos el fuego al mínimo. Los guisantes son muy delicados y si los haces a una alta temperatura, pueden estallar o que se le arrugue la piel. Malos no estarán, pero ni son igual de bonitos ni tienen la misma textura. Dejamos cocer hasta que la mayor parte del agua se evapore. Tardará unos 15 minutos.
- De mientras, pelamos los pistachos y los echamos a un mortero. Los machacamos toscamente o muy finitos, eso ya a nuestra elección. Este será nuestro espesante, que encima le dará un toque crujiente que… Mmmm…
- Cuando quede un culillo de agua, vertemos nuestra crema de calabacín. Añadimos el romero, la pimienta, la sal, los pistachos y la ralladura de limón al gusto. Removemos y dejamos que espese a fuego lento.
- No os debe tardar mucho en espesar, de 5 a 10 minutos. Cuando la salsa ya esté ligada y espesita, probáis y rectificáis de la especia que creáis conveniente. Yo siempre le añado un pelín más de ralladura de limón. Es que me pirra el sabor tan fresquito que le da.
- Apartamos y dejamos enfriar 5 minutillos antes de servir. Es mejor tomarlo templado que muy caliente.
Consejillos.
- ¿Y si no tengo pistachos? Podéis probar con almendra picada pero… A mi no me queda igual de espesote. Pero queda igual de bueno.
- ¿Y si no me gusta el limón? Mi consejo es que le des una oportunidad. Ese sabor dulce y crítrico a la vez me chifla. Puedes probar con lima o naranja, yo no lo he hecho pero y si sí, eh. Luego, me cuentas 😉
- Cuidadín con el romero… Que si os pasáis solo sabrá a eso…
- No uséis una leche vegetal con azúcar añadido o un sabor dulzón muy marcado o perderéis el sabor del calabacín y estará un poco empalagoso.
Cualquier dudilla podeís dejármela en los comentarios o por el chat en instagram. Habla, habla, que no muerdo 🙂 ¡Ah! Se aceptan sugerencias de todo tipo y si la modificáis enseñádmela en Instagram por privado o con #picantere o me etiquetaís @picantere. Estaré encantada de escucharos y veros. Gracias.
¡Que aproveche, picantones!
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